Mis primeras tiritas me fui a ponerlas muy lejos, a la India, donde descubrí que mi verdadera vocación era conseguir que el mundo fuera más humano. Desde entonces, me enganché al carro del voluntariado y me he agarrado con fuerza. Con Tiritas Creativas cumplo una de las ilusiones de mi vida, crear mi propia ONG, y no podía haber encontrado mejor oportunidad que con mi equipo creativo. En mis ratos libres como Tirita Creativa doy clases en la Universidad.

Creo que puedo decir que mis primeras tiritas las regalé sin ser totalmente consciente de lo que estaba haciendo. Desde entonces han sido muchas las caras y lugares que he conocido y que me han ayudado a madurar el concepto y sentimiento de voluntariado. Todo este camino andado me ha acercado y se ha nutrido de lo que es actualmente mi vocación, la psicología, en concreto la realidad de la diversidad y la discapacidad pues no concibo un mundo que no sea igualitario y equitativo, no concibo un mundo regido por etiquetas y no por personas. Cada día estoy más segura de que las tiritas son una fuente inagotable, no solo no se agotan al ponerlas sino que conforme más las usas más tienes. Es por ello que me siento afortunada de poder andar de la mano con Tiritas creativas, proyecto que suma en experiencias, en risas, en contactos humanos y ayuda a simplificar realidades en personas.

Viajera incansable y deseosa de comerme el mundo, pronto descubrí la realidad de muchas de las personas que me rodeaban (gracias a la oportunidad que me ofreció la Ruta Quetzal) y desde entonces he intentado de una forma u otra poner mi granito de arena para intentar conseguir un planeta mejor a través del activismo en diversas entidades y siendo ecologista convencida.
Considero que Tiritas responde perfectamente al contexto actual, lleno de personas con inquietudes sociales pero que no puede comprometerse de manera permanente por la vida loca que tenemos, consiguiendo que hasta el o la más ocupad@ no tenga excusas para no colaborar.
Tiritas es un proyecto que me llena de ilusión, que conozco desde su nacimiento y en el cual creo no sólo por su misión y visión, sino también por la calidad humana de las personas que forman parte de él.

Desde que empecé con la Psicología el voluntariado estuvo presente en mí, pero fue cuando acabé la carrera cuando las tiritas se cruzaron en mi vida. Poner tiritas me ha abierto un mundo nuevo. Ahora me cuesta imaginarme un lunes sin ir a bailar, cantar, dibujar o cualquier cosa que nos una. El voluntariado para mí siempre fue una forma de implicarme en los problemas sociales que no son escuchados por la mayoría. Gracias a Tiritas Creativas no solo me mueve esto, sino todas esas personitas con las que pasamos un rato. Ya no es solo política, es implicación personal para que todos seamos personas ante la sociedad.

Mis primeras tiritas las puse, hace ya algún tiempo, trabajando con niños en riesgo de exclusión social. En los últimos años, mi realidad personal y laboral han hecho que me fuera muy complicado comprometerme con ninguna organización de forma continuada. Estas dificultades me llevaron a descubrir otra forma de voluntariado: poner mi trabajo al servicio de los demás. De ese modo, encontré una manera de seguir poniendo mis tiritas ¡a través del ordenador!

Aunque desde los 16 llevaba en mis bolsillos tiritas por si eran necesarias, realmente la vida me las ha ido poniendo a mí. Precisamente eso, el ser partícipe del cariño con el que personas concretas ponían tiritas y sanaban historias, es lo que me ha movido a mí a sacar del bolsillo las tiritas y ponerme manos a la obra. Y desde entonces, son esos mismos rostros y nombres, junto con muchos más, los que me han ido empujando a ser lo que ahora soy. He tenido tres grandes vendas, de esas que tapan puntos de sutura, y fueron en Burgos, Ceuta y Ecuador. Gracias a ellas ahora camino con otro paso, ahora disfruto el andar descalza y exprimo mis vocaciones, la psicología y el acompañamiento intercultural. Soy una mochilera tremendamente afortunada con muchos nombres y luces a mi espalda y en mi horizonte.

Maestra de apaches y plurisoñadora con años de experiencia certificada. Empecé a poner tiritas en el ala de oncología infantil, en Granada: descubrí que entrar con un cuaderno y unos lápices a las habitaciones y preguntar “¿Qué quieres que te pinte?” suponía conexión directa con los niños. A través del dibujo podíamos inventar juntos un montón de juegos y de historias que hacían que el tiempo se pasara volando. Por eso me he embarcado en Tiritas Creativas, porque quiero que esas tardes de risas y de complicidad  que conseguían unos dibujos se multipliquen en muchas más habitaciones (estén donde estén esas habitaciones).